Quantcast
Channel: La Prensa
Viewing all articles
Browse latest Browse all 87300

¿Humildad en la política?

$
0
0

No hay valor ético ajeno a la construcción de la nueva Nicaragua. Y el valor de la humildad me parece que es uno de los más importantes. Ahora, para salir de esta criminal dictadura, y mañana, para construir un país diferente que responda a los derechos y aspiraciones del pueblo de Nicaragua, implica un esfuerzo colectivo e individual grande en una cultura política con exacerbados rasgos competitivos y poco enfoque colaborativo.

Del cambio de los valores éticos depende la sobrevivencia de Nicaragua. La humildad empieza por escuchar a la mayoría de nicaragüenses que demandan que nos unamos, con esa sabiduría que viene del contacto directo con el sufrimiento infligido por este régimen. Y continúa con la aceptación —y el propósito de enmienda— de que este sufrimiento es también el resultado de la indiferencia o complicidad de las élites que hemos conducido de alguna manera los destinos del país.

Ningún partido político se debería ofender por la constatación de un hecho evidente: el colapso de nuestro sistema de partidos políticos. Así como es iluso negar la destrucción de la institucionalidad democrática, que por antonomasia es la esencia de cualquier dictadura. Los grupos políticos y sociales que han tenido algún poder no podemos alegar “inocencia”. ¿Quién no sabe que lo que ha sobrevivido en este desastre de años, incluyendo las personerías jurídicas, las alcaldías, las diputaciones, los cargos públicos, etc. se debió a la voluntad del dictador?

Cualquier esfuerzo en esta materia no ha sido lo determinante. Lo único que ha contado ha sido el interés de Ortega, quien fehacientemente ha demostrado no respetar la vida y la libertad de los nicaragüenses cuando lo ha considerado un estorbo a su control.

La constatación de esta verdad tiene ahora un importante y único valor para el presente y el futuro de esta lucha.

Asumir la lección de nuestros errores del pasado y exigirnos humildad para reconocer que ningún grupo solo puede acabar con el sufrimiento de nuestro pueblo. Esa es la filosofía de la Coalición Nacional. Las conversaciones son francas, nadie desconoce el pasado y los riesgos que contiene. ¡Con eso tenemos que trabajar, para cambiarlo!

Pero en mi opinión no caben los aires de superioridad moral que impulsan a excluir y descalificar. Más bien debemos defender en un diálogo social amplio lo que consideramos conveniente para Nicaragua. Para construir una fuerza unitaria alrededor de los mejores compromisos que exigen las circunstancias que vivimos. No temerle al disenso y a la diversidad, y asumirlos con franqueza y apertura. Debemos demostrarnos ser capaces de poner los intereses nacionales primero. No nos olvidemos que otra vez recogeremos los pedazos de Nicaragua para recomponerla material y espiritualmente, con justicia y generosidad y con mucha humildad. ¡Ahora la ciudadanía deberá fiscalizar estos procesos que antes eran a puertas cerradas!

La autora es miembro de la Unidad Azul y Blanco y la Coalición Nacional.


Viewing all articles
Browse latest Browse all 87300

Trending Articles