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Estado de hipervigilancia

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La hipervigilancia y alerta es un estado de tensión emocional que se activa al vivir bajo situaciones estresantes. En momentos de crisis y adversidad es natural sentirnos gobernados por emociones como el temor y el miedo. Esto a su vez agranda nuestro nivel de conciencia perceptiva y nos expone a la hipervigilancia, lo que representa reacciones de forma impulsiva y desgaste de energía para nuestro cuerpo y cerebro.

Este estado emocional y psicológico se manifiesta con: miedos reales o imaginarios, alteraciones en el sueño, alta percepción de peligro, incertidumbre, elevado nivel de estrés.

Las consecuencias son negativas al bienestar psíquico y emotivo, produciendo: ansiedad generalizada, la cual afecta las funciones diarias de quien la padece limitando su área laboral, social y familiar; depresión, caracterizada por grandes cambios en el estado de animo; paranoia, que es la sensación de estar siendo perseguido y observado; fatiga mental y emocional, o sea afectaciones en la concentración, memoria y apatía.

Con la realidad social actual son muchas las familias que están atravesando por hipervigilancia, lo que a su vez los mantiene en un estado irritable o incluso hostil.

Las medidas de seguridad han incrementado en cada dinámica familiar, algunas madres manifiestan el deseo de “quedarse a esperar a sus hijos” en el portón del colegio por temor a que algo les suceda.

En algunas universidades una de cada cuatro jóvenes toma medidas de seguridad con gas pimienta y taser por el temor que les genera salir a la calle, produciendo una desmotivación en sus estudios. En algunas mujeres se despiertan profundos temores a ser violentadas y no poder recibir el apoyo de justicia necesario en cada caso.

Vivir bajo hipervigilancia, más que una patología es un síntoma negativo asociado a alteraciones del estado de salud mental.

El tratamiento adecuado para este síntoma depende en gran medida de lo que lo está originando: un elevado nivel de activación requiere de técnicas de respiración y meditación; exteriorizar por medio del habla lo que le está preocupando; autorregular las emociones aprendiendo a identificarlas; evaluar los pensamientos catastróficos y confirmar qué tan reales son; crear rutinas propias de cuidado con afirmaciones positivas, ejercicio físico y alimentación sana: en algunos casos se recomiendan psicofármacos.

Estas técnicas son fundamentales para reducir síntomas y bajar los niveles de estrés.

Recuerde que todo hábito a realizar afecta o beneficia la salud física, mental y emocional.

La autora es psicóloga.


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