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Liberan a joven exiliado que fue secuestrado en la frontera de Peñas Blancas

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exiliado, Kevin Gerardo Román,

Kevin Gerardo Román, quien estaba exiliado en Costa Rica, fue secuestrado el 24 de diciembre en la frontera de Peñas Blancas cuando regresaba al país, denunció Ciudadanos por la Libertad en su cuenta de Twitter. La Policía Orteguista (PO) lo liberó la noche de este miércoles, confirmó su tío Rommel Román.

Se trata de un joven originario de Jinotepe, que se disponía a regresar tras un año y cinco meses en el exilio para poder pasar la fiesta de Navidad con su familia.

Rommel, quien es presidente de Ciudadanos por la Libertad en Carazo y tío del secuestrado, aseguró en horas de la tarde que al llegar a la frontera y estar en manos de migración, su sobrino fue detenido. Agregó que ya se encuentra en su casa.

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En redes sociales se difundió un audio donde Kevin asegura estar en su casa. «Estoy bien gracias a Dios, estoy en mi casa ya. Estoy sin ningun golpe, sin ningún rasguño, gracias a Jesús de la Divina Misericordia», dice.

El joven salió en julio de 2018 hacia Costa Rica, a raíz de la toma de Jinotepe por la Policía Orteguista (PO), antimotines y los parapoliciales. “Se fue porque temía por su vida”, confesó su tío.

Desde el exilio, Kevin ha sido muy activo en las redes sociales contra la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo. En los tribunales se le acusó de varios delitos y se le giró orden de captura, pero con la cuestionada Ley de Amnistía, fue exonerado de los cargos que se le imputaban.

Iris Román López, madre del exiliado, dijo a LA PRENSA que desconocía quiénes fueron las personas que lo secuestraron. “Solo sé, que él venía de Costa Rica y no sé cuáles eran sus intenciones, si se venía a quedar o solo a estar por un tiempo”.

Agregó que se dio cuenta del secuestro por medio de las redes sociales y que en ese instante trató de comunicarse vía telefónica con él, pero que le fue imposible. “Él miraba mis llamadas y no me contestaba, entonces me imaginé que lo habían capturado”, relató.

Román salió de Costa Rica a las 5:30 de la tarde de este reciente martes. Su visita a Nicaragua, era también para darle una sorpresa a su progenitora, a quien tiene más de un año de no ver.

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“La última comunicación que tuve con él, fue tipo 10:00 de la noche y de ahí ya no supe más, los mensajes ya no le llegaban, quizás ya no tenía señal o internet”, detalló Román, quien espera que las autoridades policiales, del Ejército o de Migración, le informen de la detención de su hijo.

El joven solo le había informado a una tía que vendría al país el 24 de diciembre para pasar en familia, ella le dijo que no viniera mejor, porque este régimen no cumple sus promesas de que los exiliados podían volver al país con garantías.

Los activistas de Carazo exigieron la liberación del joven, y hicieron un llamado a las organizaciones de Derechos Humanos para que brinden acompañamiento a la familia de Kevin.

En el exilio, solo en Costa Rica, se calcula que hay unos 80 mil nicaragüenses que huyeron para resguardarse de la violencia desde abril de 2018, según Naciones Unidas.

Miles de kilómetros separados de los suyos, y a la espera de un retorno incierto, algunos de ellos se quejan del dolor que sienten por esa situación.

Madelaine Caracas, la líder estudiantil que leyó la lista de las víctimas fatales de la dictadura orteguista en el primer Diálogo Nacional, el 16 de mayo de 2018, describe el exilio en Navidad como sentirte “arrancado de quienes amás, de tu cultura”.

Caracas vivió en Costa Rica su segunda Navidad fuera del país. En 2018 compartió estas fechas especiales con Olga Valle, quien ahora es una de las 13 personas encarceladas por llevar agua a la iglesia San Miguel Arcángel, en Masaya. Es duro saber que Valle, con quien vivió y compartió momentos especiales, está en una cárcel, relata. Ahora, Caracas vive sola en Costa Rica, un país en el que no tiene familia, como muchos de los exiliados que huyeron de la violencia.

Este 24 de diciembre, jóvenes de varias parte del país se reunieron con Caracas, degustaron pollo asado, puré de papa y vino. Se sorprendieron cuando la familia tica vecina les regaló comida. Fue un gesto bonito, de bienvenida, cuenta la joven.

Caracas ha visto crecer a su sobrina por medio de videollamadas, ha tenido que estar pendiente de la salud de su abuelita desde lejos. Ella es una de las personas que más extraña.

En el 2019 su abuelita estuvo en cuidados intensivos y no poder estar cerca de ella fue triste. Le señora le dijo que no quería irse sin despedirse. “Extraño a mi abuela”, expresó.

Las Navidades de los exiliados, además del riesgo que implica ser capturado como el joven Román si se decide volver, también se caracterizan por tener un distintivo entre los opositores. En la casa donde se reunieron Caracas y los otros jóvenes en Navidad tenían un árbol con los nombres de los presos políticos, un altar para recordarlos, y los villancicos se convirtieron en un grito de libertad: “¡Viva Nicaragua libre!”.

Braulio Abarca, defensor de derechos humanos, pasó su segunda Navidad en el exilio. Entró a Costa Rica justo en Navidad de 2018. Es triste estar lejos de la familia, de su mamá, y el estrago de la soledad golpea emocionalmente, cuenta. Sin embargo, hay familias con las que se nace y otras que se hacen. Eso dice que fue su caso. Estuvo con otros defensores de derechos humanos con quienes compartieron Nochebuena.

Un ejemplo de solidaridad en un ambiente adverso, adonde otros no tienen ni siquiera un techo o una cama donde descansar.


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