Las voces son unánimes: sin Fidel Castro no hubiera sido posible la revolución sandinista.
Así lo reconoce el sociólogo y analista político Óscar René Vargas junto con otras voces políticas que conocen la historia del respaldo del dictador cubano a Nicaragua.
Vargas y otras voces participaron en el movimiento sandinista, que fue amplia y decididamente apoyado por la revolución cubana que lideró Castro.
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“La geopolítica mundial de la segunda mitad del siglo XX no se puede comprender sin tener en cuenta la revolución cubana… Por lo tanto, en Nicaragua tuvo una influencia desde los años sesenta, cuando la revolución cubana alimentó la lucha contra la dictadura de Somoza”, dice Vargas.
El sociólogo recuerda que en aquellos años muchos dirigentes políticos visitaron Cuba para pedir ayuda en la lucha contra Somoza.
“Cuba apoyó la lucha guerrillera sandinista; desde los años sesenta en Cuba se entrenaron la gran mayoría de los cuadros del sandinismo histórico e inclusive miembros de la oposición no sandinista fueron a Cuba a pedir ayuda para derrocar a Somoza”, rememora Vargas.
Para el analista político, un momento crucial que tuvo Castro en Nicaragua fue su gestión para lograr la unidad del sandinismo y fortalecerlo para derrotar militarmente a la dictadura somocista.
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“Bajo la influencia de Fidel Castro se unificaron las tres tendencias del sandinismo y con el apoyo de armas y consejeros militares que estuvieron en el Frente Sur se logró la derrota militar de Somoza, evidentemente esa ayuda no hubiese sido posible sin la colaboración de Costa Rica, Panamá y Venezuela y la vista gorda de los Estados Unidos”, dice Vargas, quien, sin embargo, reconoce que la influencia de Castro tuvo sus límites cuando chocó con las ambiciones de poder.
“Cuando Fidel propone elecciones inmediatas después del triunfo, Humberto Ortega y Daniel Ortega se oponen y también desoyen los consejos de elecciones transparentes en 1984 y eso intensificó la postura militar de Ronald Reagan (entonces presidente de Estados Unidos)”, recuerda Vargas.
Traidor de ideales
La comandante guerrillera Dora María Téllez conoció muy bien al líder cubano, de quien dice que fue un emblema en sus años de lucha revolucionaria; no obstante, sostiene que una vez en el poder este se convirtió en un tirano, negándole las libertades al pueblo cubano.
“Fidel fue un emblema sobre todo para las izquierdas de los años sesenta por sus discursos anticolonialistas, antiimperialistas y su discurso inicial revolucionario, pero después devino en un régimen autoritario durísimo sobre el pueblo cubano”, critica.
Téllez señaló que Castro mantuvo dentro del ámbito internacional un discurso de solidaridad e independencia, pero reiteró que con su pueblo incumplió con el legado de la revolución.
“Hacia adentro fue un régimen autoritario e incumplió con el legado revolucionario, porque desde la perspectiva de la izquierda revolucionaria, que era de libertad, democracia y justicia social, no lo hizo y eso para mí es un saldo negativo”, expresó Téllez.
Para el excomandante de la revolución sandinista Henry Ruiz, Fidel Castro fue un político coherente con sus ideales revolucionarios.
“Para mí fue un revolucionario y el político más importante del siglo XX y yo, que tengo un sesgo de mi militancia y me estimo comunista, sin embargo, no está dentro de mi galería ni Lenin ni los grandes ‘estos’ del siglo pasado, sino Fidel Castro, por su coherencia política, por sus ideales”, sostuvo Ruiz.
El excomandante de la revolución aseguró que la lucha guerrillera contra la dictadura somocista tuvo la marca de Castro.
“La lucha contra Somoza contó con el apoyo político y el suministro de armas por parte de Fidel”, expresó “Modesto”.
(Con colaboración de Roberto Mora).
“Que Dios tenga misericordia de Castro”
Monseñor Juan Abelardo Mata, obispo de la Diócesis de Estelí, consideró a Fidel Castro como un hombre que cometió injusticias y errores, pero que también pudo haber hecho algo bueno para que Dios tenga misericordia de él.
“Que el Señor tenga misericordia de él. Creo que algún deje de bondad tuvo este hombre, porque todos como seres humanos tenemos algo de bueno”, refirió monseñor Mata sobre la muerte de Castro.
“En medio de sus errores el Señor mire tal vez la recta intención que al principio tuvo, digo yo, sabés, porque bajar con el santo rosario al cuello pero después al poco tiempo poner mano férrea y mandar al paredón a cantidad de gente me parece una tremenda injusticia, como la tremenda injusticia que se ha cometido con el pueblo cubano todos estos años”, expresó Mata.
El obispo de Estelí recordó que es deber de los cristianos orar también por los difuntos. “Nuestro deber como creyentes en una vida eterna es interceder por los que mueren y que Dios los ponga en su misericordia”.
No escapó de la muerte
“Nicaragua es en América Latina el país donde posiblemente él tuvo y sigue teniendo mayor impacto, pues aquí como en Cuba, la idea de la libertad y la democracia se subordinaron a los programas sociales que la dirigencia consideraba prioritarios. Un socialismo construido a partir de la férrea imposición no fue (y) no me parece su logro más feliz, pero el pueblo cubano desarrolló valores y vivió experiencias que lo hicieron fuerte y generoso. Fidel burló a la muerte pero al fin, como sabemos, ella vence hasta al más testarudo”, reflexionó Gioconda Belli, escritora nicaragüense.
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